Rosa Mª García Alcón

Nació en Madrid, en el año 1957. De tradición familiar antifranquista, su abuelo paterno es un desaparecido de la guerra civil y uno de sus tíos estuvo en la cárcel durante 14 años, y fue condenado a muerte por “rojo”. Su padre militó en el Partido Comunista y en CCOO.

Rosa creció en un barrio obrero y sus primeros contactos con acciones de lucha fue en el año 72 cuando se organizó una huelga en su instituto contra la ley de educación del ministro Villar Mir, en la cual participó como piquete. Entre otras actividades, le gusta destacar que las alumnas de varios institutos de la zona organizaron un partido de fútbol de chicas con objeto de recaudar dinero para los presxs políticos. Se hacían muchas actividades variadas e imaginativas para dar a conocer la lucha y atraer a más gente en este compromiso.

En la Universidad se afilió a la FUDE (Federación Universitaria Democrática Española), organización estudiantil que pertenecía al FRAP. Empezó a participar en acciones políticas como pegada de carteles de denuncia, recogida y reparto de propaganda, asistencia a mítines de obreros en huelga que acudían a su facultad, etc. Todas ellas consideras “ilegales” y perseguidas por el franquismo. Era una época de una gran represión, la policía entraba en la facultad a diario y desalojaba violentamente a los estudiantes para impedir que se hicieran asambleas y se organizara la lucha.

«Eso fue el pan nuestro de cada día. Fue un ambiente de mucho movimiento. Éramos muy jóvenes, no valorábamos el riesgo que asumíamos porque había un hartazgo muy grande en la gente, no solamente en los estudiantes sino prácticamente en toda la sociedad. Había un hartazgo tan grande del franquismo que prendía cualquier cosa que fuera contra ellos»

Fueron aumentando las acciones políticas, en una ocasión en la que se realizaba unas pintadas a favor de la libertad de los presos políticos, un “chivato” que los había visto avisó a la policía que les persiguió a tiros; afortunadamente pudieron escapar. A partir de ese momento, Rosa junto con algunos compañerxs, tuvieron que marcharse de sus casas. Estuvo durante unos meses en una “casa de apoyo” en Lavapiés.

El 24 de agosto de 1975, cerca de Atocha, fue detenida por policías “secretas” de la BPS (Brigada Político Social) y conducida a la DGS (Dirección General de Seguridad) de la Puerta del Sol. Allí fue “recibida” y torturada por varios policías, entre ellos Antonio González Pacheco conocido como Billy el Niño. Se le aplicó la Ley Antiterrorista que aún no se había aprobado y se la mantuvo una semana en los despachos y calabozos de la DGS, cuando su “legalidad” no permitía estar más de 72 horas. La acusación era de “terrorismo“ por lo que fue la Justicia Militar quien se hizo cargo de ella, llevando al juez militar a los despachos de Conesa para “tomarle” declaración.

En la cárcel de Yeserías estuvo durante 4 meses. Allí las presas se organizaban en comunas y realizaban varias actividades como leer y discutir escritos políticos, estudiar, pintar, coser y realizar productos de artesanía para vender fuera y obtener dinero para el “condumio”. Rosa pidió sus libros para poder estudiar, aunque no la dejaron examinarse. Dentro de la prisión se organizaron para protestar contra las penas de muerte y los fusilamientos del 27 de septiembre.

En diciembre de 1975, tanto Rosa como su marido, que militaban juntos y también estaba preso, obtuvieron la libertad condicional bajo fianza de 20.000 pesetas (recordemos que entonces el salario mínimo interprofesional era de 8.400 ptas/mes). En mayo de 1976 les comunicaron el sobreseimiento de sus cargos y se anuló la causa que ya había pasado al TOP.

“La Ley de Amnistía yo creo que la hicieron para ellos, de rebote nos tocó a nosotros. Gracias a eso, los últimos que quedaban pudieron salir. Pero costó, costó varios muertos. Los fascistas y la policía asesinaron en las manifestaciones e incluso solo por hacer pintadas. A nosotros no nos ha regalado nada esta gentuza”