Como súbditos del Reyno de las Españas, entenderemos el discurso inaugural del reinado de Felipe VI como un brindis al sol -es decir, como un agravio-. Ahora bien, desde nuestra condición de ex presos/as políticos del franquismo, lo único que nos interesará será aquel hipotético párrafo que, de pronunciarse, dé pie al Gobierno para conceder un indulto general. Y, obviamente, por general sólo podemos entender que incluya a los cientos de presos explícitamente políticos que pueblan las cárceles españolas y también a aquellos miles aún no sentenciados cuyos sumarios están pendientes de vista pública.
En su discurso, Felipe VI puede aconsejarnos que cuidemos de la Naturaleza, de los pobres y hasta de los sumamente pobrecitos que sufren la desventaja de hablar los idiomas co-oficiales del Reyno y a los que, imitando al Papa, dirá «hola» en sus lenguas. Allá él y su egregia garganta. No le vamos a responder que empiece por maquillar la Casa Real; no le vamos a reprochar que, dentro de ella, se limite a sustituir a los actuales cortesanos por sus hijos políticos. Tampoco nos interesa que acometa mudanzas igualmente radicales pero algo más vistosas –por ejemplo: cambiar el color de las alfombras de Palacio-. Ni siquiera nos impresiona que, para encabezar un Estado al que se supone no sólo aconfesional sino también pacífico, se haya revestido de Capitán General con sable; por nosotros, como si se disfraza de lagarterana.
Por su parte, de un Gobierno que indulta permanentemente a los más obscenos de sus delincuentes orgánicos, que ha suplantado la tutela judicial por la condena económica que representan sus omnipresentes multas y que miente por omisión y por acción, sólo cabe esperar que, de conceder ese indulto general (amnistía, ni en broma), lo redactará de tal manera que parezca general mientras que su letra pequeña excluirá a la mayoría de presos y encausados. Los medios de intoxicación ya se encargarán de ensalzar la magnanimidad del joven rey y de ocultar el verdadero alcance de su mezquino indulto.
Amnistía y Referéndum ya.