Acacio Puig, noviembre 2015.
El 22 de noviembre fuimos más de cuatro mil los manifestantes que recorrimos Madrid desde Cibeles y parte de la Gran Vía hasta el Congreso de Diputados, exigiendo el fin de la impunidad franquista y reclamando Verdad, Justicia y Reparación.
Atendíamos así a la primera llamada del Encuentro Memorialista que el 17 de Octubre convocó también en Madrid a más de 70 organizaciones de todo el país.
Porque Verdad, Justicia y Reparación, constituyen la panoplia reivindicativa que unifica a familiares de asesinados en las cunetas, prisioneros de campos de concentración, guerrilleros, torturadxs y encarceladxs, fusilados en juicios farsa, internadxs en preventorios y familiares de bebés robados…y la demanda de condena gubernamental de la dictadura, la vindicación de la memoria republicana y antifascista, son horizonte compartido.
Elocuente telón de fondo de viejas demandas que fueron minoritarias en la década de los 70 del pasado siglo se han vuelto a escuchar en las calles (cuarenta años después) y consignas como la derogación de la ley de Amnistía por ser ley de punto final, la depuración de responsabilidades de políticos, pistoleros, jueces, militares y policías al servicio del antiguo régimen… nos emocionan tanto como compensan: los marginados ayer por “la respetabilidad democratera” que impregnó la transición pactada, tenemos hoy la razón histórica (y afectiva) de nuestra parte.
Cierto que queda todo por hacer y muchos puentes que tender.
La manifestación madrileña de hoy lo ha sido de directamente afectados, de viejos combatientes y familiares… de antifascistas de ayer y sin embargo, debería haber sido más numerosa, mucho más numerosa.
Quizá sea nuestra la responsabilidad, porque los puentes quemados entre acontecimientos de antaño y generaciones de hoy, no se restauran fácilmente. Y sin embargo, es el ayer la termita del presente. Las mismas familias oligárquicas ejercen el dominio y corruptelas sobre la vida pública, los mismos falsificadores reescriben la historia desde los grandes medios de incomunicación…los mismos aliados internacionales del antiguo régimen se empotran en nuestro suelo y nuestro tejido productivo y financiero, tejiendo permanentes lunas de miel con los depredadores herederos neofranquistas. Quizá todo eso siga siendo desconocido por el antifascismo de nuevo cuño, el que impregna las jóvenes generaciones que enarbolan las dobles banderas (rojas y negras). Habrá que reconstruir los puentes quemados.
Y también es cierto que la diversidad es un valor muy preciado pero cuando la diversidad del memorialismo se tiñe de competitividad en los mismos espacios sociales, debilitamos la imprescindible Alianza para caminar juntos y lograr los objetivos pendientes ensamblando referentes (Querella Argentina, Comisión de la Verdad…), construyendo liderazgos colectivos inter-organizativos y coordinando fraternalmente, el amplio tejido asociativo memorialista. Y quizá en la manifestación de hoy nos faltaron muchos y muchas de los que son…bajo otras banderas que también son nuestras.
gracias por estar ahí