Subido por carlmelchor el 23/03/2012
¿Por qué La Comuna?
Hace un año y medio, un grupo de represaliadas y represaliados políticos del franquismo, de diferentes ideologías o militancias, pero unidos por la común experiencia de la lucha contra la dictadura, iniciamos una reflexión sobre la necesidad de constituir una asociación que llenase el hueco que, en nuestra opinión, existía en nuestro país dentro del movimiento por la memoria histórica iniciado desde hace unos años.
Hasta entonces, las asociaciones existentes se habían centrado, principalmente, en los crímenes y en la represión de la guerra y la postguerra. Las personas que nos hemos agrupados en este proyecto, apoyamos, y apoyaremos como nuestra, su lucha por la justicia y la memoria. Pero nuestro tiempo es otro. Durante nuestra infancia empezaban a salir de las cárceles las víctimas del franquismo que habían tenido la «fortuna» de haber sido condenadas a cadena perpetua en lugar de ser fusiladas, a la vez que ingresaban en ellas los protagonistas de las nuevas luchas obreras y populares. Ese fue nuestro tiempo: el franquismo tardío. Un sistema cubierto por un decorado modernizador, que intentaba embellecerlo, pero que resultaba incapaz de disimular su verdadero carácter: una dictadura criminal, construida sobre la sangre de cientos de miles de personas y el sufrimiento de todo un pueblo.
En contra de la imagen benevolente (de «dictadura blanda») que ha difundido la historia «políticamente correcta» sobre aquellos años, el final del franquismo vino acompañado por un endurecimiento de la represión policial y judicial para frenar el auge de las luchas populares. Aquel fue un sistema criminal hasta el último momento, como podemos acreditar quienes sufrimos aquella brutal represión que culminó en los asesinatos de septiembre de 1975 y que está perfectamente documentada con las cifras de las víctimas de aquellos años
Por nuestra dignidad como luchadoras y luchadores antifranquistas: No se trata de apelar al victimismo, pero sí de defender el papel de las luchas sociales y políticas que, durante 20 años (entre mediados de los 50 y mediados de los 70), desde el movimiento obrero, el movimiento estudiantil, desde los barrios, desde los sectores profesionales y de la cultura, fueron determinantes para el final de la dictadura. Y rescatar el papel de miles de personas, en su mayoría anónimas, que sufrieron la represión entregando años de su vida, cuando no la propia vida, a esa causa, y gracia en buena medida a las cuales hoy disfrutamos de los derechos y libertades básicos. Víctimas cuya invisibilidad contrasta cruelmente con la sacralización de las víctimas del terrorismo, como si el terrorismo de la dictadura disfrutara de impunidad histórica. Los pactos de la transición impusieron un manto de silencio sobre la naturaleza del franquismo y sus crímenes, que en primer lugar perseguía dotar de impunidad a sus perpetradores; como efecto colateral, este pacto exigió también ignorar la lucha antifranquista y a sus víctimas. En aquellos años resultaba incómodo hablar de las víctimas del franquismo porque eso molestaba a los responsables de aquellos crímenes, cómodamente instalados en el sistema. Y las víctimas fueron olvidadas. La defensa de su dignidad y la lucha contra este olvido será el primer eje de nuestra lucha
Contra el blanqueo del franquismo.
. Últimamente asistimos a una larvada relectura del franquismo mediante su banalización, cuando no su embellecimiento, por parte de epígonos mediáticos e incluso de historiadores supuestamente respetables, un ejemplo de lo cual ha sido el reciente Diccionario Biográfico de la Real Academia de la
Historia. Somos las represaliadas y represaliados vivos, quienes podemos dar testimonio directo de aquellos crímenes (detenciones, multas, torturas, cárcel, asesinatos, exilios, falta de libertad, censura…) Nuestro testimonio tiene el valor del documento histórico, y tenemos la obligación de transmitirlo ahora, por la dignidad de nuestra memoria y en defensa de todo aquello por lo que siempre hemos luchado. Por eso, trabajaremos también contra la falsificación de la historia y defenderemos la memoria de la represión y la lucha antifranquista como un legado fundamental de nuestra vida. Se lo debemos a las futuras generaciones.
Es muy necesario difundir este tipo de encuentros en la muchachada – yo me quedo con haber recibido información de primera mano sin edulcorantes ni trampas por parte de lxs verdaderxs luchadorxs de aquel momento. ¡Gracias!
Gracias por compartirlo¡¡¡