Apenas han pasado cinco meses desde que nuestro padre no está y no podemos creerlo aún. Necesitamos su presencia cada día y todavía nos parece que va a llegar en cualquier momento con su sonrisa, con su abrazo, que vamos a escuchar su voz a la vuelta de la esquina… Por ello recogemos este premio en su nombre sin querer hacerlo. En actos como éste su ausencia se siente todavía más. Sin embargo, recordarle juntas y compartir este reconocimiento con sus amigos, sus compañeros y compañeras de lucha, tan queridos y valorados por él, llena esta sala de su presencia y a nosotras, a nuestro hermano que no puede estar hoy aquí, y al resto de nuestra familia, de un profundo orgullo.
Se nos atragantan inevitablemente las palabras para agradecer como se merece a las compañeras de la Coordinadora X24 y a todos los colectivos que la conforman, este Premio a la Solidaridad que Carli ejerció prácticamente como oficio.
Así entendía este largo camino de lucha contra la impunidad desde que se abrieran los procedimientos para juzgar en los tribunales españoles los crímenes contra la humanidad cometidos durante las dictaduras genocidas de Argentina y Chile hasta la interposición años después de la Querella argentina contra los crímenes del Franquismo, enarbolando la justicia universal como herramienta para construir una red de solidaridad entretejida por ambos pueblos para hacer frente a la desmemoria, el silencio y la injusticia.
La apropiación de menores y la sustracción de su identidad como parte del plan sistemático del genocidio nos golpeó en las dos orillas. Las dimensiones de estos crímenes en el Estado español son descomunales y pareciera que el armazón de  las responsabilidades y complicidades de las instituciones del Estado y la Iglesia nunca va a resquebrajarse. Sin embargo, los 124 nietos y nietas recuperadas hasta la fecha en Argentina, gracias a la incansable lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo y los organismos de derechos humanos, son 124 esperanzas para los familiares y las agrupaciones que hoy nos convocan y reúnen.
Esta vez recurrimos a Zitarrosa, uno de los cantores que más admiraba Carli, para ayudarnos a expresar lo que sentimos. Una estrofa del poema Guitarra Negra dice:

Hago falta… yo siento que la vida se agita nerviosa si no comparezco, si no estoy…
Siento que hay un sitio para mí en la fila, que se ve ese vacío, que hay una respiración que falta, que defraudo una espera… Siento la tristeza o la ira inexpresada del compañero, el amor del que me aguarda lastimado… falta mi cara en la gráfica del Pueblo, mi voz en la consigna, en el canto, en la pasión de andar, mis piernas en la marcha, mis zapatos hollando el polvo… los ojos míos en la contemplación del mañana… mis manos en la bandera, en el martillo, en la guitarra, mi lengua en el idioma de todos, el gesto de mi cara en la honda preocupación de mis hermanos.

Y así es, nos hace falta para tantas cosas… Nos hace falta su convicción para estar seguras y seguros de que en algún momento los pueblos lograremos hacer justicia por todos los asesinados, por todos los desaparecidos, por todos los bebés robados, por todas las víctimas de los Estados genocidas que en el mundo han sido; nos hace falta su determinación para seguir abriendo grietas en los muros de la impunidad hasta tumbarlos; nos hace falta su fuerza para no darnos por vencidos a pesar de las derrotas; nos hacen falta muchas personas como él para construir el mundo que soñamos.
También nos hace falta para exigir, y no podemos dejar de hacerlo hoy aquí, en Argentina y en todo el mundo, la aparición con vida de Santiago Maldonado… Poderosas son las razones para seguir peleando en coherencia con su ejemplo.
Muchas gracias

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