• La capital cuenta con alrededor de 150 calles, plazas y lugares que ensalzan el golpe de Estado de 1936, la dictadura y a sus protagonistas.
  • Ahora Madrid quiere reconocer a mujeres como Dolores Ibárruri, Emilia Pardo Bazán o las Trece Rosas | También estudia ensalzar a vecinos reconocidos.
  • Los residentes de cada barrio participarán en la selección de los nuevos nombres.

20 minutos, 6.07.2015

Las denominaciones franquistas desaparecerán del callejero de la capital durante la actual legislatura. Ese es el objetivo del Ayuntamiento de Madrid, que prepara un plan «participativo» que verá la luz en los próximos meses y que servirá para rebautizar las casi 150 vías, plazas o espacios públicos donde se conmemoran o ensalzan el golpe de estado militar de 1936, la dictadura o a sus protagonistas, según un portavoz municipal. El proyecto venía recogido en el área 2 del programa electoral de Ahora Madrid, bajo el epígrafe ‘Gobierno democrático, transparente y eficaz’, cuyo apartado 2.3.3 (sección f) contempla «garantizar» la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, haciendo especial hincapié «en lo referente a la simbología y al callejero».
El equipo de Manuela Carmena quiere clasificar los nombres conflictivos y comprobar cuáles son susceptibles de modificación por suponer una exaltación «personal o colectiva» de la sublevación, la Guerra Civil o de la represión franquista, como reza la normativa. Entre los más casos más claros están la Plaza de Arriba España (en el barrio de Prosperidad), el Pasaje del General Mola (Goya) o la calle de los Caídos de la División Azul (Nueva España).

La primera alternativa que maneja el Consistorio es aplicar políticas de igualdad para que estos emplazamientos reconozcan a mujeres ilustres, como la novelista Emilia Pardo Bazán, la dirigente política Dolores Ibárruri ‘Pasionaria’ o las fusiladas conocidas como las Trece Rosas. Ninguna de ellas tiene una calle en la ciudad, como sí ocurre en otros municipios de la región. Otra de las posibilidades es homenajear a vecinos ilustres de cada barrio, para lo cual resultará clave la implicación de los residentes. «El área de Patrimonio está en el proceso. Las pautas son cumplir la ley, respetar el entorno y que los vecinos participen y den su visto bueno», detallan desde el Palacio de Cibeles. «Ya era hora» La propuesta ha sido bien acogida por las asociaciones de vecinos, que reconocen, en cualquier caso, que puede haber discrepancias en función de la ideología. «En mi caso, creo que ya era hora. La Avenida de José Antonio pasó a llamarse Gran Vía y el cambio no solo no fue traumático, sino que supuso un alivio para la conciencia política de muchos madrileños», justifica Pedro Casas, de la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto. «Aquí tenemos la Travesía del General Franco, que da a un rincón y ni siquiera tiene placas con su nombre. Por grotesco, incluso queda bien», bromea. El cronista de la Villa Pedro Montoliú defiende que la modificación del callejero debería aprovecharse para incluir una pequeña descripción en las placas de las calles, con objeto de que los madrileños conozcan el origen de los nombres históricos: «Ayudaría mucho». También aboga por dar a plazas como la de Atocha (oficialmente, de Carlos V) o la de Neptuno (Cánovas del Castillo) sus nombres populares. Isabel Gea, experta matritense, defiende que solo deben suprimirse las calles dedicadas al dictador, ya que el resto pertenecen a «personajes históricos».
Ley incumplida
La Ley 52/2007 por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura (Ley de Memoria Histórica en su acepción abreviada) entró en vigor el 27 de diciembre de 2007, pero al Ayuntamiento de Madrid nunca la ha cumplido. Alberto Ruiz-Gallardón, entonces alcalde de la capital, anunció 11 meses después de su puesta en marcha que crearía una comisión con los Cronistas de la Villa para eliminar las calles franquistas, pero jamás lo llevó a cabo.
«No volvimos a saber nada», se lamenta Pedro Montoliú. Hoy sobreviven en Madrid calles dedicadas a militares sublevados como las de Millán Astray, General Varela, General Yagüe, General Fanjul o el Paseo de Muñoz Grandes. Conocidos falangistas, como los hermanos García Noblejas o José Luis de Arrese también tienen lugares privilegiados. El propio dictador Francisco Franco cuenta con una travesía en Carabanchel y una avenida en Chamartín. En 2010, el Ayuntamiento se negó incluso a rebautizar el Parque Carlos Arias Navarro (fiscal en los consejos de guerra franquistas, alcalde de Madrid, ministro de la Gobernación y sucesor de Carrero Blanco como presidente del Gobierno durante la dictadura), pese a las peticiones vecinales para que tomase la calificación oficial de ‘Parque Aluche’. A pocos minutos de este emplazamiento se sitúan, paradójicamente, los ‘Jardines de Yolanda González Martín’, vecina del barrio y militante comunista asesinada en 1980 por miembros de extrema derecha.
El Foro por la Memoria llegó a tapar las placas de la calle del Doctor Vallejo Nájera y General Moscardó en 2011 como acción de protesta. En 2012 retiraron la de los Hermanos García Noblejas. Contra el Defensor del Pueblo El PP se excusó durante años en que la normativa carecía de un reglamento de aplicación. Soledad Becerril, nombrada Defensora del Pueblo por el mismo partido, tiró por tierra ese argumento en 2013 con una resolución en la que instaba a ayuntamiento de Pelayos de la Presa (2.572 habitantes) a modificar el nombre de la Plaza del Generalísimo. En su escrito, que respondía a una petición del PSOE local, advertía al alcalde Herminio Cercas (también del PP) de que la ley establecía «imperativamente» el cambio, por lo que estaba obligado a cumplir con su «deber legal». Cercas insistió en su actitud, lo que llevó al exconcejal socialista Mario Cuéllar a recurrir a la Fiscalía de Móstoles, que archivó las pesquisas al considerar que no existía delito de prevaricación.
Callejero Franquista de Madrid

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