Nació el 30 de enero de 1957 en Madrid. A partir de los 16 años, a raíz de la situación que se estaba viviendo por la falta de libertades se introdujo en el movimiento juvenil, a través del cual conoció a otras personas y su conciencia de lucha social y política aumentó, por lo que en el año 1974 empezó a simpatizar con el Movimiento Comunista.

En 1975 Pilar entra en la universidad para estudiar Magisterio, allí comienza a participar en una célula de Magisterio del Movimiento Comunista. Participó en una de las acciones que se plantearon para acabar con las penas de muerte. Ella junto con dos compañerxs, colocaron una pancarta en un puente de la M-30, siendo sorprendidos por una patrulla de la Guardia Civil; salieron corriendo y les persiguieron bastante tiempo disparando, agotados se escondieron pero no pudieron escapar así que los detuvieron y llevaron al cuartel de Pozuelo.

“En el cuartel sufrimos torturas, lo primero que recuerdo es que nos pusieron de rodillas con garbanzos en las rodillas. Así estuvimos mucho tiempo los tres en una sala. Después empezaron a llamarnos de uno en uno. Primero al chico, a nosotras nos dejaron ahí con los garbanzos puestos, que por supuesto, te mataban de dolor. Oímos como le decían que le iban a matar y luego oímos disparos. Yo llegué a pensar que le habían matado porque no le vimos más”.

Pilar y su compañera estuvieron en celdas separadas, oscuras , húmedas, y las tenían atadas a la pared continuamente hasta que iban a interrogarlas. Una de las torturas consistía en colgarlas por las muñecas del techo y las golpeaban las plantas de los pies para que hablaran. También las sometieron al pilón, es decir, las ahogaban hasta que diesen información. De igual modo sufrieron vejaciones machistas, las llamaban putas, fueron reprimidas doblemente, por comunistas y por mujeres. Pilar en ese momento era simpatizante únicamente, por lo que sobre la asociación no tenía demasiada información. Estuvieron en esa situación durante aproximadamente ocho días.

“Yo no recuerdo a las personas, tengo que decir que no recuerdo las caras. Tengo recuerdo de los gritos, del miedo que pasábamos. Recuerdo mucho los disparos, los del cuartel y los de la persecución. Lo que tengo más grabado son los disparos a mi compañero, lo que me hicieron creer. El momento de las torturas era duro, doloroso, pero yo era muy joven y rebelde, y tenía el convencimiento de lo que estaba haciendo, me lo creía, me sentía muy segura de que no iban a conseguir sacarme nada. Creo que al cabo de un tiempo ellos también se dieron cuenta y nos llevaron a la DGS, dónde permanecimos otros tres días”.

Finalmente Pilar fue encarcelada en la penitenciaría de Yeserías donde permaneció durante dos meses. Recuerda la vida en la cárcel como una etapa interesante, pero dura a la vez ya que conoció a muchas mujeres luchadoras, cómo ella. Leían, debatían… “Recuerdo que el patio era un momento muy bueno del día, porque paseabas y veías el cielo, la única posibilidad de tener contacto con el exterior, todo lo que sea contacto con el exterior es muy importante estando dentro.”

Pilar se sintió arropada por las presas cuando entró en la cárcel de igual modo que por su organización, la cual le facilitó un abogado inmediatamente.

Tras salir de la cárcel, Pilar tuvo que dejar la carrera de Magisterio porque le pusieron problemas para continuar, pero después de un año matriculada en Historia del Arte volvió a Magisterio. Después siguió militando durante un tiempo pero finalmente abandonó la militancia política. Más adelante Pilar comenzó a trabajar en Asociaciones feministas, grupos de planificación familiar, coeducación etc. Un movimiento asociativo de mujeres, que animaba a las amas de casa a salir y acudir a la asociación en la que hacían talleres de teatro y también realizaron una comisión de educación.

“Después de salir de la cárcel, me ha costado mucho hablar de ello, compartir mi historia, como si no tuviera superado el dolor y la angustia de esos momentos. Por otro lado La sensación que tengo es que, fue una experiencia estar en la cárcel, conocer a la gente que estaba allí me marcó y me hizo fuerte. Yo tengo siempre esa visión que para mí es buena, desde mi punto de vista, valoro lo que aprendí, lo que viví, siempre me veo a mi misma explicándolo de esa manera, no sé porqué. Para mí fue muy doloroso, por supuesto y me cuesta transmitir a otros ese dolor.”

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